‘El Espíritu Santo y nosotros hemos decidido no imponerles más cargas que las estrictamente necesarias. A saber: que se abstengan de la fornicación y de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si se apartan de esas cosas, harán bien’. Los saludamos”. Los enviados se despidieron y cuando llegaron a Antioquía, reunieron a la comunidad cristiana y les entregaron la carta. Al leer aquellas palabras alentadoras, todos se llenaron de júbilo. (Hechos 15:28-31)
La cuestión de los Gentiles es la cuestión central de la iglesia primitiva. Fue más importante por el ministerio de San Pablo con los Gentiles—personas que no sabían nada de la Ley Judía ni de las consecuencias para la vida diaria. El problema central fue la circuncisión—se puede hacerla con un bebé varoncito—pero con un adulto, no. Y según la carta, la circuncisión no es “una carga necesaria” y “todos se llenaron de júbilo”.