Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

(Los apóstoles) animaban a los discípulos y los exhortaban a perseverar en la fe, diciéndoles que hay que pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. En cada comunidad designaban presbíteros, y con oraciones y ayunos los encomendaban al Señor, en quien habían creído. (Hechos 14:22-23)

En la iglesia primitiva, el ministerio era fluido, no fijo. Eventualmente, los apóstoles y los maestros se convirtieron en gerentes (obispos) y ancianos (presbíteros). Y siempre había meseros (diáconos). Lo interesante es que la iglesia primitiva no usaba términos religiosos por sus ministros. La iglesia primitiva sabía de sacerdotes y sumos sacerdotes (del Templo Judío) y también de pontífices (de la religión del Imperio Romano), pero no los usaba. Más bien, gerentes, ancianos y meseros, términos de la vida diaria, son muy aptos para el ministerio y el servicio. Siglos después los términos del sacerdocio están usados pero solo en sentido secundario. Porque el único sacerdocio en el Nuevo Testament es de nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, y del pueblo sacerdotal de Dios.