Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”. (Lc 1:39-56)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/053123.cfm
Hoy con Isabel también nosotros podemos decir: “¿Quién soy yo para que la Madre de mi Señor venga a verme?” La respuesta de María a Isabel es alabar a Dios con las palabras de su Magnificat mientras nos invita a cantar: “Santo es su nombre”.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Visitación de la Bienaventurada Virgen María, 31 de mayo
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