Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Elogiemos a los hombres ilustres, a los antepasados de nuestra raza. (Eclesiástico 44:1, 9-13)
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El elogio de los hombres ilustres, nuestros ancestros, es un relato maravilloso de la importancia de la memoria: conocer nuestra propia historia y recordar las historias de quienes nos han precedido. Saber el nombre de tu sexta bisabuela puede ser un dato interesante para impresionar a tus amigos, pero sin su historia, entonces ella es como esos “otros” de los cuales “que cayeron en el olvido y desaparecieron como si no hubieran existido”. Foto de hoy es un compuesto de tres de mis tatarabuelos.