Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Pedro, volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús amaba. Al verlo, Pedro le dijo a Jesús: "Señor, ¿qué va a pasar con éste?" Jesús le respondió: "Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú, sígueme". Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: 'Si yo quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?' Éste es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. (Jn 21:20-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/052723.cfm
El Tiempo de Pascua llega a su fin. Pedro ha sido restaurado al ministerio y le pregunta a Jesús sobre el Discípulo Amado. Aparentemente, el Discípulo Amado ha muerto. (Y si Lázaro es el Amado, entonces por una buena razón la gente creería que no moriría, ¡ya que el Señor lo había resucitado de entre los muertos!) El escritor de este capítulo adicional al Cuarto Evangelio nos dice que el Discípulo Amado testifica de estas cosas y las ha escrito. Eso haría que el núcleo del Cuarto Evangelio fuera más antiguo de lo que nadie jamás haya imaginado.