Entonces los miembros del sanedrín gritaron con fuerza, se taparon los oídos y todos a una se precipitaron sobre él. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven, llamado Saulo. Mientras lo apedreaban, Esteban repetía esta oración: “Señor Jesús, recibe mi espíritu”. Después se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”. Diciendo esto, se durmió en el Señor. Y Saulo estuvo de acuerdo en que mataran a Esteban. (Hechos 7:58-60)
La historia de San Esteban, el proto-martir de la iglesia es importante por el detalle acerca de Saulo (que después es San Pablo). Es interesante que el evangelista de Lucas-Hechos pone las palabras de Jesús en la Cruz en la boca de Esteban:
“Señor Jesús, recibe mi espíritu” y “Señor, no les tomes en cuenta este pecado”.