Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Esclavos, obedezcan a sus amos de este mundo con docilidad, respeto y sencillez de corazón, como a Cristo; no sólo cuando los están mirando, ni sólo para quedar bien con ellos, sino como esclavos de Cristo, que cumplen de corazón la voluntad de Dios. Sírvanles, pues, de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, recordando que cada uno, sea esclavo o libre, será recompensado por el Señor, según el bien que haya hecho. Y ustedes, amos, correspondan a sus esclavos en una forma semejante. Absténganse, pues, de toda clase de amenazas, recordando que tanto ellos como ustedes tienen el mismo amo, que está en los cielos y en el cual no hay favoritismos por una persona o por otra. (Efe 6:1-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/102622.cfm
¿La Biblia aprueba la esclavitud (tráfico de personas)? ¡Por supuesto que no! Pero este pasaje ciertamente ha sido usado de esa manera en el pasado. La pregunta sobre todos estos pasajes “inquietantes” es cómo interpretarlos hoy, dos mil años después. Como católicos, estamos agradecidos de tener a la Iglesia para ayudarnos a comprender cómo se debe escuchar el verdadero mensaje de las Escrituras a pesar de todas las acumulaciones culturales cambiantes.