Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Jesús replicó: “No saben ustedes lo que piden. ¿Podrán beber el cáliz que yo he de beber?” Ellos contestaron: “Sí podemos”. Y él les dijo: “Beberán mi cáliz; pero eso de sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo; es para quien mi Padre lo tiene reservado”. (Mt 20:17-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/031622.cfm
Jesús no está hablando de beber de un “cáliz” de oro colocado en un altar adornado con un hermoso mantel de lino fino . . . Jesús está hablando de la copa de su sufrimiento. Y como dijo San Juan Crisóstomo, Dios no quiere cálices de oro, más bien corazones de oro.