“El que quiera ser grande entre ustedes que sea su servidor, y el que quiera ser el primero, que sea el esclavo de todos, así como el Hijo del hombre, que no ha venido a que lo sirvan, sino a servir y a dar su vida por la redención de todos”. (Mc 10:35-45)
No vino para ser servido, sino para servir y dar su vida . . . con sus sufrimientos mi siervo justificará a muchos. . . los ojos del Señor están sobre los que esperan su bondad para librarlos de la muerte. . . Tenemos un gran sumo sacerdote que ha entrado en el cielo, Jesús, el Hijo de Dios, así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia.