Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, toquen y se les abrirá. Porque quien pide, recibe; quien busca, encuentra y al que toca, se le abre. (Lc 11:5-13)
La razón por la que podemos pedir, la razón por la que podemos buscar, la razón por la que podemos tocar la puerta es que Jesús nos ha enseñado a orar: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre”. Ayer celebré una Misa especial en la casa de Margarita Ochoa Ochoa quien cumplió 100 años. En medio de la fiesta que siguió a la Misa, ella prendió el televisor para que ella y su hermanita pudieran rezar la Coronilla de la Divina Misericordia. Fue un poquito de sabiduría espiritual de una jovencita de 100 años.