Rut respondió: “No insistas en que te abandone y me vaya, porque a donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios”.
(Rut 1:1,3-6,14b-16,22)
Uno de los versos más hermosos de todas las Escrituras, usado en canciones cantadas en bodas, pero no dicho por Rut a Booz (su marido), sino hablado por una mujer a otra. Fue San Bernardo quien dijo que para amar a los demás, primero debemos amar a Dios, pero si no nos amamos a nosotros mismos, nunca podremos amar a Dios.