Ella se fue con sus amigas y estuvo llorando su desgracia por los montes. Al cabo de los dos meses, volvió a la casa de su padre y él cumplió con ella la promesa que había hecho. (Jueces 11:29-39)
La trágica historia de Jefté y su hija es probablemente la historia más espantosa de las Escrituras. En este pasaje, el sacrificio humano permanece sin ninguna corrección . . . como, "¡NO HAGAS ESTO EN CASA!" Personalmente, me sería difícil ser el lector que tiene que proclamar al final de esta lectura: “Palabra de Dios”. En el Sur, simplemente llamaríamos a este pasaje “horrible” y no lo colocamos en la Biblia para niños.