Luego añadió Jesús: “El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado. Y el Hijo del hombre también es dueño del sábado”.
(Mc 2:23-28)
¡Guauu, adios a la ley y al orden¡ Si el sábado (que es la ley) es para nosotros, entonces quizás su propósito no sea simplemente “ser obedecido”, sino hacernos más humanos. La policía del templo debe estar tirando de sus pelos.