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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Job le dijo al Señor: 
“Reconozco que lo puedes todo
y que ninguna cosa es imposible para ti.
 Era yo el que con palabras insensatas 
empañaba la sabiduría de tus designios;
 he hablado de grandezas que no puedo comprender
 y de maravillas que superan mi inteligencia.
 Yo te conocía sólo de oídas, 
pero ahora te han visto ya mis ojos;
 por eso me retracto de mis palabras 
y me arrepiento, echándome polvo y ceniza”.
El Señor bendijo a Job al final de su vida más que al principio.
(JOB 42)

Ya viajamos muy rápido por el Libro de Job. Y el libro termina con Job arrepintiéndose en "polvo y ceniza" y Dios bendiciendo a Job al final de su vida. Pero la pregunta de Job sigue sin respuesta, “¿Por qué los buenos sufren”? La foto de hoy es una escultura de Job hecha en madera de Alemania (siglo 18).