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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

El Señor le dijo: “¿Te fijaste en mi siervo Job? No hay nadie como él en la tierra; es un hombre íntegro y recto, que teme a Dios y se aparta del mal”.
Satanás le respondió: “¿Y crees tú que su temor a Dios es desinteresado? ¿Acaso no has construido tú mismo una cerca protectora alrededor de él, de su familia y de todos sus bienes?
El Señor le dijo: “Haz lo que quieras con sus cosas, pero a él no lo toques”.
Y Satanás se retiró de la presencia del Señor. (Job 1:8-9,12)

Una apuesta entre el Señor y Satanás. Guau—¡que inicio al Libro de Job! Y, por supuesto, la pregunta que hace el Libro de Job, “¿Por qué los buenos sufren?” es la pregunta de todas las Escrituras de todas las religiones. Es la pregunta, punto.

La foto es una pintura de Job por Danny Helms.