Llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma.
Tengan los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús.
(Fil 2:2,5)
Tener la mente y el corazón de Cristo, tener los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús . . . San Pablo nos invita a vestirnos de Cristo. Eso es lo que pasa en nuestro bautismo. Tal vez, la vieja oración tenía razón:
Oh Sagrado Corazón de Jesús, haz nuestro corazón como el tuyo.