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Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Ahora pues, esto dice el Señor del universo:
Piensen bien en su situación.
Sembraron mucho y recogieron poco;
comen y no se llenan;
beben y siguen con sed;
se visten y no entran en calor;
el trabajador guarda su salario en saco roto. (Ageo 1:1-8)

Nuestras riquezas son como el “saco roto”. Terminamos fríos, insatisfechos y sin mucho que mostrar a pesar de toda nuestra supuesta riqueza. Los santos señalan el camino para acumular tesoros en el cielo, viviendo ya no más para “nosotros mismos sino para él, que por nosotros murió y resucitó” (Plegaria Eucarística IV).