Entonces Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Vayan, pues, y enseñen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándolas a cumplir todo cuanto yo les he mandado; y sepan que yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.
(Mt 28:16-20)
Nuestra experiencia de Dios como una comunidad de personas, pero un solo Dios, es un misterio que nos invita a deleitarnos en lo que no podemos comprender plenamente pero que sabemos que es verdad.