Llevaron el burro, le echaron encima los mantos y Jesús montó en él. Muchos extendían su manto en el camino, y otros lo tapizaban con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante de Jesús y los que lo seguían, iban gritando vivas: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”
(Mc 11:1-10)
Conociéndonos mejor de lo que nos conocemos a nosotros mismos, conociendo todas las cosas horribles que nos hacemos unos a otros, todavía viene a entregarse por amor a nosotros.