Así, pues, Adán les puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no hubo ningún ser semejante a Adán para ayudarlo.
(Gén 2:18-25)
Los seres humanos se necesitan unos a otros. No es un error de diseño; es intencional por parte del creador. Como dice San Agustín: “Oh Señor, tú nos has hecho para ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”. Como diría el obispo William Curlin: "¿Quién soy yo para juzgar los amores que les llevan a Dios?" Hoy es la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes.