Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Esto dice el Señor, tu redentor ,
el Dios de Israel:
“Yo soy el Señor, tu Dios,
el que te instruye en lo que es provechoso, 
el que te guía por el camino que debes seguir. 
¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!
 Sería tu paz como un río
 y tu justicia, como las olas del mar.
Tu descendencia sería como la arena
 y como granos de arena, los frutos de tus entrañas.
 Nunca tu nombre hubiera sido borrado
 ni arrancado de mi presencia”.
(Is 48:17-19)

La promesa de Dios para guiarnos por el camino que debemos seguir parece más importante este Adviento, más que nunca. Hemos perdido el bien común, el sentido que estamos conectados en este mundo y que debemos trabajar por el bien de todos.  A fin de cuentas todos formamos una sola familia, la familia humana. El Señor nos instruye en lo que es provechoso. ¡Ojalá que le hagamos caso! La foto es de la Playa Roja de la isla griega, Santorini.