Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Feliz el que lee, y felices los que escuchan las palabras de esta profecía y tienen en cuenta lo que está escrito en ella, porque el tiempo está cerca.
(Apoc 1:3)

Este versículo es la clave para entender el misterioso libro del Apocalipsis. “Feliz el que lee, y felices los que escuchan” describe un ambiente litúrgico y el escritor dice que fue el “Día del Señor” (Apoc 1:10). Y tal vez todo el libro está ambientado en la liturgia. La liturgia puede ayudarnos a entender el mensaje del Apocalipsis, un mensaje para los primeros cristianos sufriendo persecución, y también el mensaje para cristianos engordados dos mil años después, quienes han “dejado enfriar el amor que tenían al comienzo” (Apoc 2:4). Estas dos últimas semanas de Tiempo Ordinario van a ser interesantes.