En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores a escucharlo; por lo cual los fariseos y los escribas murmuraban entre sí: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”.
(Lc 15:1-2)
A veces no recordamos de que los fariseos y los escribas son buenos creyentes de la iglesia. Pero, por supuesto, los buenos de la iglesia son los primeros en quejarse cuando los pecadores lleguen a la mesa. “Este recibe a los pecadores y come con ellos” es uno de los más antiguos recuerdos que la iglesia tiene de la Eucaristía.