Hasta el presente pasamos hambre y sed, vamos pobremente vestidos y recibimos golpes; andamos errantes y nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos. Nos maldicen y nosotros les deseamos el bien; nos persiguen y los soportamos; nos calumnian y correspondemos con bondad. Nos tienen, incluso hasta el día de hoy, como la basura del mundo y el desecho de la humanidad. (1 Cor 4:11-13)
Un día cuando estaba con mi guía espiritual, me dijo que Santa Teresa de Ávila una vez dijo al Señor: “Pues, ¡si tratas a tus amigos así, no es sorprendente que tienes muy poquitos!” Creo que San Pablo estaba pensando igual cuando escribió el pasaje arriba, pero, igual a Santa Teresa de Ávila, no quería cambiar la situación con nadie.