En aquel tiempo, Jesús llegó a su tierra y se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal forma, que todos estaban asombrados y se preguntaban: “¿De dónde ha sacado éste esa sabiduría y esos poderes milagrosos? ¿Acaso no es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama María su madre y no son sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿Qué no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde, pues, ha sacado todas estas cosas?” Y se negaban a creer en él. Entonces, Jesús les dijo: “Un profeta no es despreciado más que en su patria y en su casa”. Y no hizo muchos milagros allí por la incredulidad de ellos. (Mt 13:54-58)
Los hermanos y las hermanas de Jesús—para algunos es un punto de consternación, mas bien no para el evangelio. Además es un insulto común—están atacando a la familia de Jesús por nombre. San Ignacio también recibía insultos y la burla de la gente. Solía sentarse en la Basílica de Santa María del Mar en Barcelona y pedir limosnas. Pero el escalón donde se sentaba ya es una capilla en su honor.