Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Los que a toda costa quieren hacerse ricos, sucumben a la tentación, caen en las redes del demonio y en muchos afanes inútiles y funestos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque la raíz de todos los males es el afán de dinero, y algunos, por dejarse llevar de él, se han desviado de la fe y se han visto agobiados por muchas tribulaciones. (1 Tim 6:2c-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091925.cfm
El narcisismo maligno, el poder descarado y la codicia insaciable, la ridiculización de la empatía y la compasión, la denigración de la ciencia y la educación, el racismo flagrante y la falta de decencia humana fundamental, el ataque a los inmigrantes, las personas sin hogar y los vulnerables, han destruido prácticamente el tejido mismo de nuestra sociedad. El nacionalismo cristiano ha traído estos males a las puertas mismas de la iglesia. Las Escrituras nos dan una lección: “nada hemos traído a este mundo y nada podremos llevarnos de él”; por eso, busca una vida de rectitud, piedad, fe, amor, paciencia y mansedumbre. https://youtu.be/mEIHkVWR4_o?si=-OcXgePM2QGujCL0