Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Otro de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se siente”. Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo lo que quisieron. Entonces la gente, al ver el signo que Jesús había hecho, decía: “Éste es, en verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. (Jn 6:1-15)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/050225.cfm
Qué importante es la bolsa de almuerzo que el niño le entrega a Jesús. Y Jesús realiza otro de sus signos. En la Eucaristía, el Señor toma nuestro pan y vino y nos da el sacramento de su Cuerpo y Sangre, signo de su presencia entre nosotros. San Atanasio (296-373) defendió las enseñanzas del Concilio de Nicea con un gran sacrificio. Pedimos que el Espíritu ilumine nuestras mentes y corazones al elegir un nuevo papa. https://youtu.be/0uzKWGZBjGY?si=n-eLOy2Z5Qobom61