Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Hermanos: El cáliz de la bendición con el que damos gracias, ¿no nos une a Cristo por medio de su sangre? Y el pan que partimos, ¿no nos une a Cristo por medio de su cuerpo? El pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque todos comemos del mismo pan. (1 Cor 10:16-17)

¿Porqué tenemos esta fiesta? La respuesta tiene algo que ver con la Semana Santa antes de las reformas del Pio XII en los ’50. De hecho, en las celebraciones de Jueves Santo y Viernes Santo y Sábado de Gloria normalmente no había gente. Tuvieron lugar en la mañana y la gente no asistía. Por eso, para que la gente escuchara la Pasión de Cristo, el Domingo de la Pasión fue inventado . . . y también la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo. Y como dijo el Segundo Concilio Vaticano, la iglesia quiere promover la “participación plena, consciente y activa en las celebraciones litúrgicas” de parte de los fieles (SC 14). En el primer año en el seminario, me acuerdo de un seminarista, que me habló después de una clase sobre el Tríduo Pascual porque no entendía nada de la clase. Su familia asistía Misa todos los domingos, pero el sabía nada del Triduo Pascual: la Misa de la Ultima Cena, la Pasión del Señor y la Vigila Pascual. Fue la primera vez que mi amigo lo escuchó. Tal vez, gracias a mi amigo y otros como él, tenemos la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Cristo hoy en día.