Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

"Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó; esa fue su voluntad: ¡Bendito sea el nombre del Señor!" (Jb 1:6-22)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/093024.cfm
Este es probablemente el dicho más famoso del Libro de Job que comenzamos a leer hoy. Job hace todas las preguntas correctas; las respuestas son siempre un misterio. A San Jerónimo (342-420) le encantaba el desafío de las Escrituras y aprendió griego y hebreo para poder traducir la Palabra de Dios al latín, que era la lengua franca de su época. Pero no era el latín de la Academia. Más bien, como decía mi profesor de seminario, era latín de la calle, latín hip-hop, y como añadió mi profesor: "Todas las prostitutas de Roma podrían leerlo y entenderlo". La traducción de San Jerónimo se llama la Vulgata.