Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa. (Mc 9:38-43, 45, 47-48)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/092924.cfm
Qué importante es cuidar unos de otros: cada acto de bondad será recompensado y recordado. Hoy recordamos y rezamos por todos nuestros amigos y seres queridos en Asheville y las montañas del oeste de Carolina del Norte. Viví y trabajé en las montañas de Carolina del Norte durante más de 30 años. La destrucción generalizada es increíble. Hay muchos muertos o desaparecidos. No hay agua, ni luz, ni servicio de telefonía celular, ni internet, ni gasolina. Las carreteras están intransitables. Hay poca o ninguna comida. Muchos han perdido sus hogares y sus trabajos y el invierno se acerca rápidamente. Pero la gente de las montañas es dura. Los montañeros tienen mucha fe, como dijo hace mucho el salmista: Levanto mis ojos hacia las montañas. ¿De dónde vendrá mi ayuda? Mi ayuda viene del Señor, creador del cielo y de la tierra. (Salmo 121).