Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Encima de la plataforma había una especie de zafiro en forma de trono y de esta especie de trono sobresalía una figura, que parecía un hombre. Vi luego una luz, como brillo de ámbar, como un fuego que envolvía al hombre, desde la cintura para arriba; desde la cintura para abajo, vi también algo como fuego, que difundía su resplandor, parecido al del arco iris que se ve en las nubes, cuando llueve. Tal era la apariencia visible de la gloria del Señor. (Ez 1:2-5, 24-28)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/081224.cfm
A veces un arco iris es sólo un arco iris... pero en la visión de Ezequiel un arco iris es la gloria del Señor. Durante las próximas dos semanas nuestro Verano de los Profetas llega a su conclusión con el gran profeta Ezequiel. En la tragedia del Exilio, Ezequiel ve la promesa de restauración cuando Dios escriba la alianza en nuestros corazones.