Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

No se hagan ilusiones con razones falsas, repitiendo: ¡Este es el templo del Señor, este es el templo del Señor, este es el templo del Señor! Si corrigen su conducta y sus intenciones; si aplican bien la justicia entre los hombres y no explotan al forastero, al huérfano y a la viuda; si no derraman sangre inocente en este lugar y no siguen, para mal de ustedes, a dioses extranjeros, entonces yo habitaré con ustedes en este lugar, en la tierra que desde hace tanto tiempo y para siempre les di a sus padres. (Jeremías 7:1-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/072724.cfm
La profecía de Jeremías continúa la tradición de los profetas de pedir justicia, especialmente justicia para los extranjeros, las viudas y los huérfanos. Desgraciadamente, mucha gente de Iglesia opta por ignorar estos pasajes. Como se suele decir: «¡La doctrina social católica es nuestro secreto mejor guardado!». Pero según los profetas, la justicia es la esencia de la fe. La justicia no es opcional.