Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En aquel tiempo, Amasías, sacerdote de Betel, le dijo al profeta Amós: “Vete de aquí, visionario, y huye al país de Judá; gánate allá el pan, profetizando; pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque es santuario del rey y templo del reino”. Respondió Amós: “Yo no soy profeta ni hijo de profeta, sino pastor y cultivador de higos. El Señor me sacó de junto al rebaño y me dijo: ‘Ve y profetiza a mi pueblo, Israel’ ”. (Am 7:12-15)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/071424.cfm
El profeta Amós no tenía ningún título teológico, ninguna formación. La única cualificación que tenía Amós era el llamado recibido de Dios. Si Dios puede hablar por medio de Amós, Dios puede hablar por medio de cada uno de nosotros. Como decía el viejo cura: "Dios llama a quien quiere". Tal vez tengamos que escuchar.

 

https://youtu.be/cGNYDcqdl8g?si=r-VWqs_4RfcLymhS