Los sumos sacerdotes, los ancianos y los escribas, se quedaron sorprendidos al ver el aplomo con que Pedro y Juan hablaban, pues sabían que eran hombres del pueblo sin ninguna instrucción. Ya los habían reconocido como pertenecientes al grupo que andaba con Jesús. (Hechos 4:13-21)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/040624.cfm
Los discípulos no eran educados ni poderosos, pero se les reconocía como compañeros de Jesús y andaba con él. Tal vez, sea éste el único requisito necesario.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Sábado, Octava de Pascua
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