Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él. (Jn 3:14-21)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/031024-YearB.cfm
Si Juan 3:16 es el centro del mensaje del Evangelio, entonces estamos llamados a AMAR al mundo y a todos los que están en él como lo hace Dios. De alguna manera, parece que nunca lo conseguimos.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Domingo, Semana IV, Cuaresma
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