En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Éfeso: “Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores (episkopoi) el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo . . . . Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo acompañaron hasta el barco. (Hechos 20:28,36-38)
En el Imperio Romano, Efesó era la capital importante de Asia Menor y también un centro para la iglesia primitiva. Este pasaje representa la fluidez de términos de los ministros de la iglesia de aquella época. San Pablo convoca a los presbíteros de la comunidad y después los llama pastores (epíscopoi—obispos). Siglos después estos términos representan una jerarquía: obispos (epískopoi), presbíteros (presbyteroi--ancianos) y diáconos (diákonoi). En el mundo mediterráneo, los barcos eran los autobuses de hoy.