Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. (Mt 2:1-12)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/010724.cfm
¿Cuál es el regalo que llevamos al Niño Dios? ¿Es sólo nuestro corazón, o también la fuerza, las manos, los pies y el cerebro? Porque si sólo le damos nuestro corazón . . . lo más probable es que pase frío, hambre y sin techo el resto del año.