En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga. Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo. (Hechos 18:1, 7-8)
Corinto fue una ciudad muy importante en el imperio romano. El Templo de Apolo era impresionante. Además había una sinagoga judía. Pero la pequeña comunidad cristiana fue más humilde. La comunidad se reunía en las casa de la gente.