Jesús dijo a sus discípulos: “Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, yo también lo amaré y me manifestaré a él”. (Jn 14:21)
Muchas veces pensamos que la revelación consiste en un conjunto de secas propuestas para creer. Pero el Cuarto Evangelio según San Juan, tiene otra idea. La revelación es el fruto del Amor. No es una rutina tratando de convencerme de la verdad de algo que no puedo entender. Más bien, la revelación habla del Amor íntimo. Ser amado por el Padre y por el Señor Resucitado involucra un conocimiento de no propuestas secas, sino conocer a una persona. Es completamente diferente tipo de conocimiento—no de cosas, mas bien de una persona . . . quien se entregó a si mismo por nuestra salvación.