Hermanas y hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos. (Rom 14:7-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091723.cfm
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
--Invictus, William Ernest Henley, 1875
Pero ninguno de nosotros está en control, ni vive para sí mismo, no importa cuanto pensemos que somos los dueños de nuestro destino o que somos los capitanes de nuestra alma. Como nos recuerda san Pablo, somos del Señor.