Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Hermanas y hermanos: Ninguno de nosotros vive para sí mismo, ni muere para sí mismo. Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Por lo tanto, ya sea que estemos vivos o que hayamos muerto, somos del Señor. Porque Cristo murió y resucitó para ser Señor de vivos y muertos. (Rom 14:7-9)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/091723.cfm
Soy el amo de mi destino:
Soy el capitán de mi alma.
       --Invictus, William Ernest Henley, 1875

Pero ninguno de nosotros está en control, ni vive para sí mismo, no importa cuanto pensemos que somos los dueños de nuestro destino o que somos los capitanes de nuestra alma. Como nos recuerda san Pablo, somos del Señor.