Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Luego le dijo a Tomás: "Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano; métela en mi costado y no sigas dudando, sino cree". Tomás le respondió: "¡Señor mío y Dios mío!"
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070323.cfm
A pesar de predicadores que afirman lo contrario, el Cuarto Evangelio nunca dice que Tomás tocó al Señor Resucitado. En cambio, Tomás nos da la más alta confesión de Jesús en todo el Nuevo Testamento: “¡Señor mío y Dios mío!” Y gana una bendición para todos nosotros: “Dichosos los que creen sin haber visto”.