Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En efecto, por el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, para que, así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros llevemos una vida nueva. Por lo tanto, si hemos muerto con Cristo, estamos seguros de que también viviremos con él. (Rom 6:3-4, 8-11)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/070223.cfm
El bautismo es el primer paso de nuestro camino con Cristo que nos llama por nuestro nombre y nos sumerge en el misterio de su muerte y resurrección. Como nos recuerda la Primera Carta de Pedro, somos “linaje escogido, sacerdocio real, nación consagrada”, llamados a cantar las alabanzas de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a la luz admirable de Dios.