Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor: 'Sin duda que el Señor me excluirá de su pueblo'. A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, los conduciré a mi monte santo
y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Mi casa será casa de oración para todos los pueblos".
(Is 56:1-3a, 6-8)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/121622.cfm
Una casa de oración para todos los pueblos. . . ¡Qué visión para el Adviento! . . qué visión para la iglesia, donde todos pueden venir y estar alegres. Porque el Señor no excluye a nadie del pueblo de Dios. Tal vez el buen Papa San Juan XXIII tenía en mente este pasaje cuando dijo: "Nunca conocí a una persona con la que no pudiera orar".