Tengo de sobra con lo que Epafrodito me entregó de parte de ustedes, y que es para Dios ofrenda y sacrificio que él acepta con agrado. Y mi Dios, con su infinita riqueza, remediará con esplendidez todas sus necesidades, por medio de Cristo Jesús. (Fil 4:10-19)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/110522.cfm
El Capitán Canguro enseñó a los niños de mi generación las palabras mágicas: por favor y gracias. San Pablo también aprendió la lección. En cierto sentido, su carta a los filipenses es un gran “gracias”. La Virgen María también nos invita a unirnos a su himno de acción de gracias a Dios: Mi alma proclama la grandeza del Señor.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Sábado de la Bienaventurada Virgen María, 5 de noviembre
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