Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Si alguna fuerza tiene una advertencia en nombre de Cristo, si de algo sirve una exhortación nacida del amor, si nos une el mismo Espíritu y si ustedes me profesan un afecto entrañable, llénenme de alegría teniendo todos una misma manera de pensar, un mismo amor, unas mismas aspiraciones y una sola alma. (Fil 2:1-4)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/103122.cfm
Tener un solo corazón y una sola alma nunca ha sido fácil para la iglesia. Hoy es un momento particularmente vicioso en la vida eclesiástica y política. Con tantos obispos y sacerdotes y personas en abierto desacuerdo con el Papa Francisco, la iglesia parece estar al borde del cisma. La iglesia primitiva no era mucho mejor, por eso tenemos tantas súplicas de San Pablo llamando a los creyentes a estar unidos en corazón y alma. Incluso el Señor oró por nosotros para que todos seamos uno . . . para que el mundo crea en Aquel a quien Dios ha enviado. Todavía no hemos prestado atención al mensaje.