Jesús envió mensajeros por delante y ellos fueron a una aldea de Samaria para conseguirle alojamiento; pero los samaritanos no quisieron recibirlo, porque supieron que iba a Jerusalén. Ante esta negativa, sus discípulos Santiago y Juan le dijeron: “Señor, ¿quieres que hagamos bajar fuego del cielo para que acabe con ellos?”
Pero Jesús se volvió hacia ellos y los reprendió. (Lc 9:51-62)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/062622.cfm
Jesús tiene que reprender a sus sanguinarios discípulos. Desafortunadamente, en todas las épocas aquellos han existido, y si permanecemos en silencio y no los reprendemos nosotros mismos, entonces habremos fallado como discípulos de Jesús.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
XIII Domingo, Tiempo Ordinario
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