Éste es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el mundo los libros que se escribieran. (Jn 21:20-25)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/060422.cfm
Llegamos a la segunda conclusión del Cuarto Evangelio con el pasaje del Discípulo Amado. Aprendemos que el Amado ha escrito estas cosas, y como dice el escritor de este pasaje, “sabemos que su testimonio es verdadero”. Evidentemente, el Amado ha muerto, pero ¿por qué dudar de que este discípulo no moriría, a menos que el Amado sea verdaderamente Lázaro, a quien Jesús resucitó de entre los muertos? Los Hechos de los Apóstoles también llegan a su fin con Pablo bajo arresto domiciliario en Roma predicando libremente el evangelio y cumpliendo las palabras de Jesús: “Serán mis testigos . . . hasta los confines de la tierra” (Hechos 1:8). Mañana es Pentecostés, el final del Tiempo Pascual. Hoy recordamos a la Santísima Virgen María que permaneció en oración con la primera comunidad de discípulos.
Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.
Sábado de la Bienaventurada Virgen María, 4 de junio
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