Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús dijo a su madre: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre”. Y desde aquella hora el discípulo se la llevó a vivir con él. (Jn 19:25-27)
He sido crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí. (San Pablo, Gálatas 2:19-20)
O Amor tan profundo O Amor tan ancho O Amor tan alto O Amor tan grande . . . . (San Bernardo de Claraval)