Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

Por eso, al entrar al mundo, Cristo dijo conforme al salmo: “Aquí estoy, Dios mío; vengo para cumplir tu voluntad”. (Heb 10:4-10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/032522.cfm
La consagración de "nuestras personas, la Iglesia y la humanidad entera, de manera especial Rusia y Ucrania", a Dios a través de las oraciones del Inmaculado Corazón de la Virgen María nos recuerda que seguimos las huellas de Jesucristo, que vino a traer la paz al mundo entero con su Cruz. Como dice el Papa Francisco en su oración, el de María a Dios “abrió las puertas de la historia al Príncipe de la Paz”. A través de las oraciones del Inmaculado Corazón de la Madre de Dios, consagramos al Señor “el futuro de toda la familia humana, las necesidades y y las aspiraciones de los pueblos, las angustias y las esperanzas del mundo”. Que Dios nos guíe ahora por sendas de paz. Amén.