Estas reflexiones salen de más que 40 años de ministerio como sacerdote católico. Pasé la mayoría de estos años en la Diócesis de Charlotte que está situada en Carolina del Norte occidental de los Estados Unidos. Ahora, estoy jubilado, y vivo en Medellín, Colombia, y sigo sirviendo como sacerdote en la Arquidiócesis de Medellín.

En aquellos días, todas las tribus de Israel fueron a Hebrón a ver a David, de la tribu de Judá, y le dijeron: “Somos de tu misma sangre. Ya desde antes, aunque Saúl reinaba sobre nosotros, tú eras el que conducía a Israel, pues ya el Señor te había dicho: ‘Tú serás el pastor de Israel, mi pueblo; tú serás su guía’”. Así pues, los ancianos de Israel fueron a Hebrón a ver a David, rey de Judá. David hizo con ellos un pacto en presencia del Señor y ellos lo ungieron como rey de todas las tribus de Israel. En total, su reinado duró cuarenta años. (2 Sam 5:1-7, 10)
https://bible.usccb.org/es/bible/lecturas/012422.cfm
Dios levanta en todos los tiempos a hombres y mujeres santos para pastorear al pueblo: como David, el pastor que se convirtió en rey, como San Francisco de Sales, que dio un toque pastoral a una situación delicada. El pasado sábado, la iglesia beatificó a cuatro mártires en El Salvador: el padre Rutilio Grande, el padre Cosme Spessotto, junto con dos laicos, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, quienes dieron su vida trabajando por los pobres.